Bueno, tengo 26 años, y también sigo viviendo con mis padres. Estas luchas están ahí, pero pueden ser resueltas.
Volví a mudarme después de vivir solo durante 4 años, porque después de graduarme en la universidad tenía un trabajo a tiempo parcial en mi ciudad natal, y ningún trabajo en la ciudad donde estudié.
Las primeras semanas fueron un infierno. Tuve que reajustarme completamente a vivir con dos hermanos y a las “reglas” de nuevo. Una de las cosas más molestas fue, de hecho, el hecho de que mis padres necesitaban saber lo que estaba haciendo, y empezaron a llamarme cuando estaba fuera.
Lo resolví teniendo una buena conversación con mis padres, en la que respetuosamente pedí más libertad, pero también mostré una voluntad de entender su punto de vista. Lo que me lleva a mi primer consejo para usted:
Hemos tenido discusiones sobre esto en el pasado y se calentaron bastante ya que me sentí muy frustrado de que vean las cosas de una manera tan estrecha de mente. Dijeron que sólo lo hacen porque les importa, lo cual entiendo, pero quiero que cambien el tratamiento que me dan a pesar de todo.
Es bueno que puedas entender que sólo lo hacen porque les importa. Tenlo en cuenta, y por favor no pienses en ellos como “intolerantes”. Si entras en estas discusiones con ese pensamiento en mente, muy pronto se volverá polémico. En su lugar, prepárese para mostrarles su comprensión, y haga que su punto de vista sea más una súplica que una petición. Ofréceles alternativas a que te pidan/llamen. Diles lo que puedes hacer, en vez de pedirles que no hagan cosas.
Le dije a mis padres algo así:
Entiendo que te importa dónde estoy. Entiendo que les gustaría saber dónde estoy si no lo saben y no estoy en casa en mis horarios habituales. Pero, sabes que voy a ir a mi amiga los lunes por la noche para ayudarla con las clases. ¿Es realmente necesario preguntar cada vez que salgo? ¿Y si prometo mandarte un mensaje de texto si las cosas se retrasan mucho más de lo normal, para que no tengas que preocuparte?
Básicamente, les mostré que puedo ser pro-activo en estas cosas. Les mostré que ahora soy un adulto, que soy perfectamente capaz de mantenerme a salvo, y que tengo mis propias responsabilidades, incluso si éstas incluyen algo tan “inútil” como hacer saber a mis padres dónde estoy. Si voy a ayudar a una amiga con sus deberes, les envío un mensaje a mis padres cuando las cosas se ponen demasiado divertidas y volveré a casa más tarde. Si vamos de su casa al bar a tomar una copa, les escribo a mis padres que iré a algún sitio. De esa manera, no tienen que llamarme/escribirme para saber mi ubicación actual. Y una vez que mis padres se acostumbraron a mi “horario”, las peticiones fueron cada vez menos.
Por supuesto, si siempre has vivido en casa, tus padres ya deben saber tu “horario”. Podrías intentar decir cosas como:
Voy al gimnasio, como siempre lo hago los martes, ¿recuerdas? Si todo va bien, estaré en casa a una hora determinada. Si las cosas cambian, y decido ir a otro lugar o empiezo a llegar muy tarde, te enviaré un mensaje de texto, como lo discutimos. ¡Adiós!
Asegúrate de que has discutido con tus padres lo que ellos piensan como un marco de tiempo para “significativamente tarde”. Asegúrate de prometerles que les harás saber si algo cambia. Asegúrate de ser pro-activo, y de cumplir tus promesas. Si no lo haces, nunca verán que no hay necesidad de llamarte o preguntarte adónde vas.
En cuanto a los planes que no se ajustan a un horario:
Lo que también me ayudó enormemente fue hacer saber a mis padres lo que pensaba hacer, por ejemplo, al día siguiente. Cuando cenábamos, normalmente discutíamos nuestros planes para el día siguiente de todos modos. Es fácil hablar y decir algo como: “Oh, mi amigo me envió un mensaje hoy, van a celebrar su cumpleaños la semana que viene, les dije que estaría allí”. De esa manera, puedes decir “Ya lo mencioné, ¿recuerdas?” cuando te vayas.
Hay otra cosa que me llama la atención:
Vivo con mis padres y mis dos hermanos menores.
También tengo dos hermanos menores. Diciéndoles a mis padres dónde estoy, y haciéndoles saber si y cuándo llego tarde, también estoy dando un ejemplo a mis hermanos. Les muestro que está bien que mis padres sepan dónde estoy, que no tengo nada que esconder. Que no estoy haciendo cosas a escondidas. Que estoy asumiendo responsabilidades, y no espero que mis padres vayan corriendo detrás de mí y de mis decisiones. Que puedo ser un adulto tanto como ellos.
Y esa es la premisa básica que debes tener si quieres que tus padres dejen de tratarte como a un niño: tienes que probar que ya no eres un niño.