En general, yo (un varón) mantengo la puerta abierta para cualquiera que esté conmigo. Sin embargo, mis reglas son complicadas.
Si estoy caminando con un hombre, y la puerta se abre hacia mí, la abriré y le haré un gesto para que pase (Diagrama 1 pt. A). El contacto visual es importante en este caso. Si me devuelven el gesto, haré lo que me indiquen y seguiré adelante; un vaivén en una puerta no es mi idea de diversión. Pasaré por una puerta que se abra alejada de mí y luego la sostendré para ellos (Diagrama 1 pt. B).
Si atravieso una puerta con una mujer, mantendré la puerta abierta y les haré un gesto en el sentido en que se abra la puerta. (Esquema 2) De nuevo, el contacto visual es imprescindible. Al igual que al caminar con un hombre, nunca entraré en una “lucha de gestos”.
Si estoy caminando con un grupo de sólo hombres, o con un grupo mixto, seguiré las mismas reglas que cuando camino con un solo hombre. En la situación de puerta hacia mí, pasaré sólo cuando un miembro del grupo me haga un gesto. En la situación de puerta lejos de mí, me alejaré cuando la siguiente persona sostenga la puerta (Diagrama 3).
Si estoy caminando con un grupo de mujeres solas, sigo las mismas reglas que con una mujer sola - seguiré evitando entrar en una “pelea de gestos”.
Si no conozco el sexo de la persona, seguiré por defecto las reglas para acompañantes femeninas.
Si la puerta es una puerta automática con un botón, el género del acompañante, el tamaño del grupo y la dirección de la puerta son irrelevantes. Pulsaré el botón, y luego seguiré la misma secuencia que con una mujer (Diagrama 2 pt. A - sin sujetar la puerta, por supuesto), o grupo mixto.
Si hay una persona que no se despierta conmigo, sino justo detrás y sé que está pasando por la misma puerta, la sujetaré si está a menos de 4 segundos.