Yo sugeriría algo similar a la respuesta de @Ælis . Sin embargo, yo lo expresaría así:
Tú: ¡Voy a estar en Londres para el gran evento Poké!
Ella: Omgggg. ¿De verdad?
… (Discusión de Poké aquí)
Tú: Mientras esté allí, estoy planeando conseguir baratijas para un grupo de mis amigos. ¿Quieres que te consiga una a ti también?
Similar a Ælis, esto se centra en pedir permiso. Pero esta respuesta tiene un par de capas.
Al mencionar que ya estás comprando un montón para tus amigos, evitas señalarla a ella. Al utilizar la palabra “baratija” junto con el hecho de que vas a comprar muchas, das a entender que el regalo será relativamente pequeño y barato. Y por último, y lo más importante, le estás facilitando que haga valer sus límites y diga que no.
Tienes razón al preocuparte por pedir su dirección, ya que es un gran límite. Sin embargo, al preguntarle, le facilitas la tarea de decir que no sin que las cosas se pongan incómodas. En este caso, ella podría decir simplemente “Oh, es una buena idea, pero [simple excusa]. Tal vez la próxima vez” y apenas habría un contratiempo en la amistad.
Por otro lado, si ella dice que sí, yo no seguiría con “Vale, dame tu dirección”. En lugar de eso, dejaría que ella estableciera los límites. Tal vez diciendo algo como:
¡Impresionante! ¿Cómo quieres que te lo haga llegar?
Tal vez sólo te dé su dirección. Tal vez tenga algún proveedor externo donde puedas entregar el regalo con un número de seguimiento y entonces no tenga que darte nunca su dirección. Quién sabe. Pero el punto aquí es -de nuevo- dejar la pelota en su campo y hacer que sea fácil afirmar sus límites y decir que no sin hacer las cosas incómodas. No estás haciendo suposiciones.
Como nota al margen, esto es algo que desearía haber hecho con uno de mis amigos online. Después de haber estado hablando durante un tiempo, resulta que iba a hacer un viaje a su zona (por razones no relacionadas) y se lo propuse. Esperaba que pudiéramos quedar y conocernos en persona y ya había encontrado un lugar para cenar y todo. Estaba muy emocionada por sorprenderle, pero cuando lo hice, se puso muy incómodo. Se sentía incómodo con la idea de quedar en persona a solas y le parecía que todo era de última hora. Basta con decir que si me hubiera acercado a él sin hacer suposiciones y centrándome en facilitarle la posibilidad de decir que no en cualquier momento de la planificación, creo que ambos nos habríamos sentido más cómodos.